sábado, 31 de octubre de 2015

Contagiando alegrías.


Dicen que la cordura es lo correcto, pero yo digo que la locura es más divertida.
Casi rozando los 20 y mi forma de pensar y actuar quizá no sea la que marcan los cánones estipulados por el resto del mundo, pero… ¿sabéis qué opino? Que se queden ellos con la seriedad eterna, que yo prefiero reírme de todo, de todos y de mí misma; que contagiar alegría es más productivo que contagiar las pocas ganas de vivir.

lunes, 19 de octubre de 2015

Por un tiempo.


Por años  nos han vendido la idea de que nacimos para complementarnos, que hay por ahí un alma que nos perfecciona, que nos pertenece, al que estamos destinados, vamos por la vida con los ojos muy abiertos esperando que aparezca, eligiendo la ropa adecuada y los zapatos perfectos, maquillando nuestro rostro, coloreando nuestras mejillas, nos hemos dejado engañar con eso de que la felicidad solo se alcanza en compañía, provocando un miedo constante a la soledad, un miedo constante a nosotros mismos.

Es esta ideología, la que por tanto tiempo, como círculo vicioso,  nos ha llevado a cometer el error gravísimo de conformarnos con relaciones que nada tienen que ver con el concepto de amar, relaciones, insensatas, nocivas, egoístas, creyendo que con el simple hecho de tener a alguien a nuestro lado, podremos llenar los vacíos que sentimos, relaciones que terminaran por desgastarse al punto de dañar.

Lo cierto es que para poder llenar los huecos, no necesitas de nadie más, precisas solo  regalarte un tiempo a solas para sanar las heridas, rescatar tu esencia, reconstruir tú felicidad, un tiempo a solas para reunir el valor necesario para tomar decisiones pensando solo en ti, no por egoísmo, ni soberbia, sino por  la simple convicción de llevar las riendas de tu vida.
Necesitas un tiempo a solas, para convencerte de que no necesitas a nadie más para sentirte pleno, para descubrir de lo que eres capaz, descubrir tus pasiones, tus sueños, incluso tus debilidades; cantar, bailar, pintar, leer, básicamente vivir.

Ese tiempo a solas, para sentirte plena, para descubrir tu estilo, para ser como te dé la gana de ser,  para elegir la ropa que te gusta, con la que te sientas cómoda y bonita, con la que te sientas realmente tú, ya no  por agradarle a nadie más, solo por la satisfacción de mírate al espejo y descubrirte bella, autosuficiente, fuerte;  un tiempo que servirá  para convencer a tu mente de que no hay nadie en el mundo que pueda hacerte más feliz  que tú misma, y cuando al fin hayas entendido esto, cuando al fin te encuentres sola pudiendo sentir calma, entonces y solo entonces  te descubrirás lista si es que así lo decides para compartir tu vida y tu tiempo con alguien más, con alguien que sea como tú, con alguien que tampoco tenga miedo a la soledad.

martes, 6 de octubre de 2015

Sin nada que reprocharse.






El olvido impuso su reinado
justo en el momento en que se despidieron.
Sin ya nada que reprocharse,
con todos los besos ya dados,
con todos los parques caminados,
con todas las lágrimas lloradas,
sin ninguna herida prevista en la agenda del mañana.
Así fue, con todo ya dicho,
como tuvo lugar
la primera despedida sin tristeza de la historia.