sábado, 26 de diciembre de 2015

Ohana.

“Llámalo clan, llámalo grupo, llámalo tribu, llámalo familia. Llames como lo llames, seas quien seas, necesitas una.” -Jane Howard-.


domingo, 6 de diciembre de 2015

Y de repente... diciembre.


Y de repente… diciembre. El último mes del año. El mes por excelencia en el que echamos la vista atrás y nos paramos a pensar en todo lo que ha sucedido… y en lo que no.

Porque diciembre es el mes de la nostalgia, de reencuentros con familia y amigos, de hacer balance de lo vivido, de pararnos a pensar lo mucho que ha cambiado nuestra vida en un año, … Y aquellas personas que digan que su vida ha cambiado poco, les digo que se paren un momento a pensar en cómo era su vida el diciembre pasado y este diciembre. Probablemente, encontrarán un montón de diferencias, más incluso de las que hubieran podido llegar a pensar. 

Diciembre siempre tiene dos caras. Como el Ying y el Yang. Pasado y futuro.

Pasado porque nos replanteamos todo lo vivido, la gente que ha estado a nuestro lado, la que sigue estando, y la que ya no lo está. Los momentos en los que creíamos que no podíamos más, y los momentos en los que creíamos poder comernos el mundo. Las fiestas hasta las tantas, pero también las noches de cena y conversaciones con amigas. Los enfados, pero también los abrazos de reconciliación. Los planes improvisados. Las miles de horas pasadas junto a las personas que forman tu vida. Eso, ni el gordo de la lotería es capaz de pagarlo. Y también las personas que nos enseñaron algo, aquellas que pasaron por nuestra vida por alguna razón, aunque hoy en día ya no estén.

Y también está la cara B, la cara de la esperanza, de las ilusiones y de las alegrías, la cara del futuro. El futuro, donde depositamos todos nuestros sueños, donde el 1 de enero comenzamos a escribir otro capítulo de nuestra vida que esperamos que sea maravilloso. Donde todos los propósitos de año nuevo caben. El futuro que, esperamos, nos albergue momentos mágicos, nos depare gente y momentos nuevos, y también nos guarde a aquellas personas que tanto amamos.

Pero el futuro es incierto y puede cambiar en cualquier momento. Tal vez ese sea nuestro problema, que vivimos demasiado en el pasado y, a la vez, expectantes con el futuro. Tal vez debamos simplemente vivir el presente, disfrutar de todos los momentos y las oportunidades que la vida ofrece, y dejar que la vida nos sorprenda.

Así que mejor centrarnos en hoy, en este bonito y nostálgico mes, disfrutar de la compañía y de los pequeños momentos bajo las luces de Navidad. Y en enero, comenzar a escribir otras 365 páginas que formen el mejor libro de nuestra vida.