domingo, 21 de junio de 2015

Hago cosas raras.


 
Digamos que hago cosas raras.
No me gustan los caminos rectos si no son hasta tu boca, por eso, di un rodeo hasta para olvidarte. Y nunca quise olvidarte, pero me va haciendo falta.
Y he seguido haciendo cosas raras.
He intentado descolgarme de las heridas de la piel, igual que una camiseta de la cuerda de tender, lo mismo que un cuadro de un museo.
Volví a conducir rápido, suicida, para adelantar de noche a mis temores.
Como digo, hago cosas raras.
Te busco en los botes vacíos de la despensa.
Aún veo a la primavera temblar en nuestras fotos.
En las discotecas solo hay fast food, ningún alma que llevarse a la boca.
Me hago un torniquete en la memoria para que no se desboquen los recuerdos.
Por si lo olvidaste, hago cosas raras.
Y corro, de un lugar a otro. Mi cabeza ya lo entiende, pero no mi corazón.
 Corro hacia las piernas de la noche, corro hacia las sílabas de otro cuerpo, corro, corro, corro.
Y no sirve de nada, y lo sigo haciendo. Y no sirve de nada, y lo sigo haciendo. Y no sirve de nada, y lo sigo haciendo. Y no sirve de nada.
Si algo he aprendido es que se puede huir de todo menos de lo que se pierde.
                                                                                                                               Marwan.
 
 

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