"A
qué esperas. Que a qué esperas, te digo. Esperar para qué. Esperar hasta
cuándo. O hasta quién. Nadie está pendiente de quien no tiene nada que hacer ni
mucho menos de quien no demuestra que quiere hacerlo. La espera sólo va a
hacerte más viejo, más agotado, menos ágil y más lejos de lo que realmente
quieres, que te recuerdo que se mueve, que avanza, se va.
Esperar
es decirle a tu vida que en realidad te van a sobrar días. Que ya se los
podrían haber dado a otro. Porque tú no los piensas usar. Menudo desperdicio.
Menuda decepción. Estamos todos en una carrera de fondo a ritmo de sprint
final: si no consigues que te persigan, te adelantarán.
Con
los años, además, te das cuenta de que la espontaneidad es lo único creíble, lo
único real. Fíate sólo de la gente que siempre dice lo que piensa, que suele
ser la que no se para demasiado a pensar cómo te lo dirá. Hazlo o jamás
volverás a escuchar ninguna verdad. Lo preparado es siempre fruto de alguna
estrategia y creo en la gente que va de frente por la vida, la que no necesita
estratagemas para triunfar.
Por
eso, te agarro hoy y te digo que a qué esperas. Te ruego que leas esto como un
subidón vital. El que siento cada vez que veo la suerte echada, que es lo mismo
que ponerla a descansar. Porque ya no dependes de ella, porque ya no la
esperas, porque ya te vas.
A
qué esperas. Dímelo porque cada vez estoy más convencido de estas dos frases
que he dejado para el final.
Morir
es dejar la vida en espera.
Vivir es decidir que la vas a buscar."
Risto Mejide.
No hay comentarios:
Publicar un comentario