Día
1 sin ti:
Te echo tanto de menos que en mi reloj aún es ayer.
Día 13
sin ti:
No salgo de la cama. Todavía estás conmigo, aunque sea
en pesadillas.
Día 28
sin ti:
No llamas, y las canciones, mi cama, la pena, mi
pecho, tus fotos, mis trozos, nuestros restos,… todo comunica.
Día 31
sin ti:
Me abandonaste a las nueve en punto. Mi reloj lleva 31
días marcando las nueve y cinco.
Día 50
sin ti:
Tu ausencia sigue aplastando mis entrañas. Por mi alma
parece que han pasado 90 años.
Día 58
sin ti:
Hoy solo he llorado leyendo a Diego Ojeda. Voy
mejorando.
Día 72
sin ti:
Mi madre me ha besado las ojeras y me he decidido por
fin a salir del ataúd dejando al lado de la almohada una nota de resurrección.
Día 87
sin ti:
He ido a dar un paseo por la playa, ha llovido como si
le hubieran roto el corazón al cielo y he comprendido que uno es de donde
llora, pero siempre querrá ir a donde ríe.
Día 91
sin ti:
No te olvido, pero hoy he vuelto a reír de nuevo. Es
muy atento. Te ayudaré con esto, dijo. Puedes con esto, dice. Y he sentido
un anhelo reconfortante al abrir la ventana, como si el aire barriera los
fantasmas de mi suelo.
Día 100
sin ti:
He dejado de huir porque me he dado cuenta de que soy
la única que me sigue. Tu recuerdo tampoco. Se ha quedado atrás. Creo que me
acerco a la meta.
Día 129
sin ti:
Me he olvidado de que te estaba olvidando y por
primera vez te he olvidado.
Día 149
sin ti:
Has muerto de mis días, aunque tu recuerdo siempre
permanecerá vivo. Me siento feliz. Me siento fuerte. Me siento viva. Otra vez.
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