martes, 5 de enero de 2016

Mediocridad.

La capacidad que tiene la gente de criticar a alguien hasta la saciedad para luego aparentar que realmente le importa su vida me hace plantear seriamente la carencia o ausencia emocional que presentan.

De nada sirve avanzar en tecnología, si carecemos de sentimientos, amor propio y sentido común. Por favor, eduquen a sus hijos en valores, enseñándoles a amar y a convivir en sociedad sin ese afán de dañar, aplastar o superar al prójimo.

Cabe recordar que la satisfacción por el fracaso ajeno es el triunfo del mediocre, y no hay peor discapacidad que la de no tener corazón.

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