La capacidad que tiene la gente de criticar a alguien hasta
la saciedad para luego aparentar que realmente le importa su vida me hace
plantear seriamente la carencia o ausencia emocional que presentan.
De nada sirve avanzar en tecnología, si carecemos de
sentimientos, amor propio y sentido común. Por favor, eduquen a sus hijos en
valores, enseñándoles a amar y a convivir en sociedad sin ese afán de dañar,
aplastar o superar al prójimo.
Cabe recordar que la satisfacción por el fracaso ajeno es el
triunfo del mediocre, y no hay peor discapacidad que la de no tener corazón.
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