martes, 23 de febrero de 2016

Entonces pasa.


Cuando crees que ya nada puede pasar, entonces pasa. No te das cuenta en que momento pierdes el rumbo que tenías marcado, porque nadie te dice que en el amor, a veces, hay que jugar una tirada de cartas, ponerlas todas sobre la mesa y decidir.

Y es que un día te encuentras en medio de algo que te cambia la vida. Y si esas cosas solo pasan una vez en la vida, ese día era mi día de suerte. Porque estaba allí, con esa sonrisa capaz de poner del revés todo mi mundo, todo lo que tanto me había costado construir. 
Era totalmente consciente de que si ponía un paso al frente ya no iba a encontrar la forma de volver un paso atrás. Pero ya era tarde. 

Cuando estábamos juntos era como si nuestra historia fuera paralela a nuestra vida real. Que no le importan los kilómetros recorridos, porque se los come y te deja sin nada. Alguien que es capaz de amarte en la distancia.

Con el tiempo ya no sabía que cartas jugar. Pero nadie en su sano juicio podría no enamorarse de una locura.

Pensándolo fríamente puede parecer ser la peor forma de amar a alguien, pero, en nuestra situación y a estas alturas, ya no me da miedo amar a un loco, porque hizo de mi vida una jodida locura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario