Si
dijera que esto es un sueño que se ha cumplido, mentiría. Nunca imaginé que
pudiera llegar a escribir, y mucho menos a publicar muchos de los escritos en
un blog. Pero de repente la vida te da una hostia que te deja completamente
aturdido. Una hostia que al parecer te viene mejor de lo que pensabas.
Pasa
el tiempo y observas los días pasar, ves que no todo termina ahí. Los días te
van enviando señales gritándote que eso que no creías poder hacer, encima se te
da bien y lo mejor de todo es que te hace feliz. Una simple decisión ajena
cambia tu mentalidad, cambia a tu gente, cambia tus días. Es cierto. Pero
también te deja con lo bueno, lo real, lo de verdad. Aquello que vale la pena
permanece en su sitio, nunca se aleja. Duele. Claro que duele. Pero la vida no
te está tratando mal. Al contrario. La vida está tratando de tirar todas las
flores marchitadas de tu jarrón, de alejarlas de ti, de dejarte a tu lado a las
personas que realmente valen, aquellas que te quieren de verdad. Pero un querer
real, no aquel que muchas personas dicen sin sentir.
A
veces hay que pensar las cosas con más profundidad, ver el porqué de un “mal”,
porque el vaso está medio para todos, pero quien destaca del resto es quien lo
termina viendo medio lleno. Por eso, tras tanto entorno de mediocridad, pienso
que qué astuta es la vida, que en el momento menos esperado, pero más oportuno,
cambia tus días, te cambia a ti y cambia tu vida para hacerla, valga la
redundancia, de mejor calidad.
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