lunes, 7 de septiembre de 2015

Felicidad.




Hace aproximadamente tres días en un parque de Valencia no pude evitar escuchar una conversación que estaban teniendo dos señoras sentadas en un banco muy próximo, cuya respuesta a una de las preguntas que estaban teniendo lugar en aquel banco me llevó a pensar mucho.
Ambas hablaban de que una de ellas estaba a punto de celebrar las bodas de plata con su marido, cuando la amiga le preguntó si verdaderamente su esposo la hacía feliz. La situación pasó de ser una conversación típica de parque a una reflexión asombrosa cuando oí la siguiente respuesta:
- No, no me hace feliz, ¡yo soy feliz! El que yo sea feliz o no, eso no depende de él, sino de mí. Yo soy la única persona de quien depende mi felicidad. Yo determino ser feliz en cada situación y en cada momento de mi vida, pues si mi felicidad dependiera de alguna persona, cosa o circunstancia sobre la faz de esta tierra… yo estaría en serios problemas.
Esto me llevó a pensar que todo lo que existe en esta vida cambia continuamente. El ser humano, las riquezas, el cuerpo, el clima, los placeres,… Y así podría decir una lista interminable de cosas. A través de toda mi vida he aprendido algo muy importante: Decido ser feliz y a lo demás lo llamo “experiencias”. Amar, perdonar, ayudar, comprender, aceptar, escuchar, consolar. Hay gente que dice “No puedo ser feliz porque estoy enfermo, porque hace mucho calor, porque no tengo dinero, porque alguien no estuvo a mi lado cuando lo necesitaba, porque alguien no me valoró.” Pero lo que a veces no sabemos es que se puede ser feliz aunque estés enfermo, aunque haga calor, aunque no tengas dinero, aunque alguien te haya hecho daño o aunque alguien una vez no te valoró lo suficiente. 
Y es que veréis, yo siempre comparo la vida con una bicicleta. Avanzas, corres, pillas ventaja, unas veces te quedas atrás,  otras muchas encuentras caminos rocosos, descubres lugares bonitos y otros, por desgracia, no tanto, conoces, vives. Pero siempre, y repito, siempre, se aprende algo con todo ello. Por eso la vida es como ir avanzando en bicicleta, y solo te caes si dejas de pedalear. Así que empieza tu día con una sonrisa y no permitas que nada ni nadie la borre de tu rostro.
Recuerda que ser feliz es tan solo una actitud.

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